Juan «Tata» Cedrón en vivo en
El gato escaldado – Libros
Y promediando la 10º Semana de Boedo, Juan «Tata» Cedrón nos brindó nuevamente su enormisísimo (¡ya no nos alcanzan los adjetivos!) corazón de cantautor con un recital íntimo, dulce y enérgico, donde timbraron sus cuerdas vocales y guitarreras entre libros y sobre el suelo de su amado Boedo.
Hubo clásicos del Tata, como Palabras sin importancia, una poesía inédita de Homero Manzi a la cual Tata le puso música, hermosa música, y que aquí podemos escuchar:
Palabras sin importancia (en vivo, EGE, 18-09-2013)
Otra gran historia cantada esta noche fue la que Tata realizó sobre un poema de Héctor Pedro Blomberg, Las dos irlandesas.
Las dos irlandesas (en vivo, EGE, 18-09-2013)
Las dos irlandesas, de Héctor Pedro Blomberg (musicalizada por Juan «Tata» Cedrón)

Aquí estoy con los chinos y las dos irlandesas
que llegaron a bordo del «Jamaica Marú»;
Maggie, la mayor, tiene ojos como turquesas
y bebe gin en este viejo bar del Dock Sur.
Nancy, la menor de ellas, parece una gitana,
pero nació en el barrio más pobre de Dublín;
arde en sus ojos negros una pasión lejana
y en su pálida frente hay una cicatriz.
¿De dónde las trajeron los chinos taciturnos?
Maggie me habló al oído: los conocí en Shangai
(En el bar se movían los murmullos nocturnos
y en los labios de Nancy se apagaba un cantar)…
El «Marú» había partido con rumbo a Yokohama
Maggie me amó en las noches siniestras de Dock Sur;
me hablaba de su vida errante y una llama
de pasión palpitaba en su mirada azul.
Nancy junto a nosotros cantaba dulcemente,
canciones misteriosas de la china y del mar
¿quién las llevó de Irlanda al infierno de Oriente,
y por qué las trajeron los chinos de Shangai?
Pero yo amaba a Nancy, la irlandesa morena;
los chinos silenciosos, miraban a las dos;
las casuchas dormían bajo la luna llena
en los negros navíos temblaba un resplandor.
¡Nancy! ¡Nancy! Una noche su canción quedó trunca
los chinos dormitaban borrachos de chandú…
¡Pobre Maggie! esa noche bebió más gin que nunca,
y se lanzó a las aguas oscuras del Dock Sur.
Espacio chico, pero corazón grande…
No todos lograron entrar a la librería, pero aún así, pudieron disfrutar del Tata y su música, desde la vereda, gracias a un parlante y a la vidriera escaldada.
También, infaltables, estuvieron las chicas de CastroMagno y su activo proyecto de Busco Lector.
La hermosa noche terminó, como es costumbre, con moscato y fainá, charlando y riéndonos en fraternal cofradía. Queremos además agredecerle enormemente a Marcelo «El griego» Iconomidis que vino, a todo corazón, a filmar y a grabar. Y por supuesto queremos agradecerle infinitamente al Tata por habernos brindado desinteresadamente un hermoso concierto entre los libros escaldados.