Este es el 1º micro radial, emitido en el programa Enredados, de la Red de Cultura de Boedo, por FMBoedo, realizado el 05 de marzo de 2011, sobre el libro El niño Miguita, de José Luis Gallego.

 

El niño Miguita, José Luis Gallego, Edición de autor, $25.

 

 

 

El niño miguita (05-03-2011)

 

El siguiente es un texto de Juan Martín Tapia, quién, como el propio José Luis Gallego, forman parte del colectivo de narración oral El viajecito de Felipe, y que oficia de prólogo a El niño Miguita:

Advertencia al lector:

¡No se olviden de Gregorio Samsa!

Estimado lector:

Usted tiene en sus manos un nuevo libro de José Luis Gallego. Tóquelo, siéntalo, revíselo con desconfianza, con cautela. Sea prudente, lo que usted tiene en sus manos es, ciertamente, un Luis Gallego en miniatura.

Otra de las posibles tapas-intercambiables que ofrece esta hermosa edición.

La selección de cuentos que integra este volumen es, al mismo tiempo, esquizofrénica e infragmentable. Los diez relatos que leerá a continuación muestran todas las posibilidades de un ingenio dedicado a la destrucción sistemática de lo que, aquellos aún desprevenidos, llaman realidad.

Se trata de un acto mafioso contra la existencia. Gallego extorsiona a los objetos que adornan nuestra cotidianeidad, hasta obligarlos a confesar y a mostrar cuánta magia interior esconden.

Dentro de El niño Miguita, usted encontrará: cuentos que pueden ser leídos como una fotografía o como un gran mural, personajes preñados de fantasía que transitan extraviados por un mundo anestesiado y situaciones maquinalmente absurdas, capaces de aturdir hasta al misántropo más heróico.

Todo este catálogo ingenioso y demente de historias ha sido bañado (como Aquiles en el Estigia) en el refrescante río de la oralidad, haciendo de su lectura un ejercicio peligrosamente agradable.

Recomiendo, lector, que lea este libro como un libro de aventuras. Nunca deje de maravillarse. Si las historias que aquí se narran no lo sorprenden, ni lo conmueven, ni lo exaltan: ¡cuídese!

Quizás su existencia se esté tornando peligrosamente «mullidita». Si esto sucede, tenga mucho cuidado y relea este libro con renovada cautela y fascinación, porque, si no lo hace, usted puede llegar, incluso, a convertirse en uno de los personajes que pueblan la macabra y voraz imaginación de Luis Gallego.

Hecha ya esta mínima advertencia y, sin intenciones de seguir demorando su lectura, sólo resta dar mi agradecimiento al autor por su genio, por su creatividad, y, sobre todas las cosas, por su amistad.

Juan Martín Tapia