Nota en La Nación | La resistencia de las librerías, Por Nicolás Pichersky | LA NACIÓN, Sábado 13 de febrero de 2021
Este libro tiene más de 80 años. Se asienta en sucesos que tienen más de 80 años. Fue leído, también, hace 80 años. Y luego, poco a poco, entre dolores, mentiras y olvidos, todo se fue palideciendo: los sucesos, el libro y la posibilidad de sus lectores. Pero llegó Omnívora y con pasión joven lo reeditó, ampliado y mejorado.
Tenemos nuevo señalador, pandémico y psiCOVíDico, realizado por el gran Julian D'Angiolillo, artista de múltiples facetas, que les recomendamos ampliamente conocer. Y ahora también pueden tener su señalador escaldado psiCOVíDico. Desde este presente histórico, ¡Gracias Eternas Date!
Se viene la FED´20. La 9na. Feria de Editores. Este año será virtual. Y tendrá otras novedades, como la incorporación de algunas librerías, entre ellas El gato escaldado Libros. Estaremos participando de este esperado y querido acontecimiento cultural con las editoriales amigas Crack-Up y Ripio .
Queríamos hacer algo. Queríamos aprovechar nuestro tiempo interior y familiar. Queríamos aprovechar los materiales que teníamos. Queríamos fabricar un dispositivo que guardara algo en la memoria de este extraño e histórico presente. Algo que sirva hoy pero que también pueda... Seguir leyendo →
Su comienzo tan anti novela de aventura, tan anti novela de aprendizaje (“Yo estoy, desde hace meses, hundido en el ocio. Como, cago, duermo; soy una biología que no tiene rumbo”) parece escrito en la pandemia. Pero se apunta, sin embargo, veinte años atrás, en los inicios del ovillo generacional de una literatura del yo. Una literatura del yo que enuncia desde un mundo sin rumbo.
Un librazo. Nuevamente un Premio Herralde nos acerca un librazo. Un librazo editado a fines del 2019, llamado a quedarse por décadas, y probablemente por generaciones, entre los hitos de la literatura argentina. Y sin embargo no queremos ni contar, ni asociar ni analizar nada de esta gran novela porque creemos que merece ser leída sin saber ni proyectar nada (de hecho recomendamos ni siquiera leer la contratapa). El vértigo narrativo que promueve su lectura merece que ingresemos, como Juan, lo más desnudxs posibles...
Neil Gaiman es un universo. Pleno, múltiple y complejo. Tiene sus grandes soles, sus galaxias y sus planetoides. Cuerpos verbales autónomos e interrelacionados, llenos de habitantes, gravedades y flotaciones, imágenes inconmensurables y polvos cósmicos, energías vertiginosas y siempre perturbadas dosis de materia oscura. Pero todos hechos de los mismos elementos: Palabras (químicamente organizadas). Tal vez por eso el Universo Gaiman tenga muchas puertas de entrada posibles:
Este libro es, en la primera apariencia de su bella tapa, su cuidado interior y sus capas iniciales de relato, una historia simple y pequeña, que avanza fresca entre descripciones y sucesiones de pequeños actos trascendentales entre un padre y una hija dentro de un bosque exo-urbano que habitan naturalmente. Pero la simpleza paulatinamente se irá diluyendo con el avance de la narración y comenzará a convertirse en una experiencia inestable de lectura.